lunes, 7 de julio de 2025

SEGUNDO VIAJE MISIONERO



Puedes leer la entrada sobre el primer viaje misionero aquí

El segundo viaje corresponde a los años 49/50-52 y se encuentra reflejado en Hch 15, 36 -18, 22.

Después del primer viaje, Pablo y Bernabé permanecieron bastante tiempo con los discípulos. Se planteó el problema de la admisión de los gentiles en la Iglesia y se toma la decisión de no someter a los paganos a la circuncisión ni a la Ley de Moisés.

En el comienzo del segundo viaje se da un enfrentamiento entre Pablo y Bernabé a causa de Juan Marcos, que había abandonado el primer viaje. Bernabé se lleva consigo a Juan Marcos y se dirige a Chipre. San Pablo, por su parte, se enfrenta a la comunidad de Antioquía.

Pablo emprende este viaje en compañía de Silas; visitan Tarso, Derbe y Listra. Después se les une Timoteo y continúan a Iconio y Antioquía de Pisidia Su intención es llegar a Asia Menor pero cuando llegan a Tróade hay un cambio de planes y predican en Macedonia. La primera ciudad va a ser Filipos, seguida de Tesalónica, en donde se convierten muchos griegos. A causa de estas conversiones se producen tumultos entre los ciudadanos y Pablo y Silas tienen que abandonar la ciudad y continuar su viaje a Berea. Les persiguen los judíos de Tesalónica y Pablo escapa de la ciudad solo y llega a Atenas.

En Atenas destaca su discurso ante el areópago, en donde habla del Dios Creador citando a filósofos griegos. Al tocar el tema de la resurrección de los muertos, los que le escuchan muestran su incredulidad.

Después viaja a Corinto donde permanece un año y seis meses. Se encuentra aquí con Aquila y Priscila, un matrimonio judeo-cristiano que ha sido expulsado de Roma. Los judíos denuncian a Pablo y le llevan ante el tribunal del procónsul de Acaya. La denuncia no es aceptada y Pablo, pasado algún tiempo, se embarca para Siria en compañía de Aquila y Priscila.

Llegan a Éfeso; allí se queda el matrimonio y tras un largo tiempo, Pablo llega a Jerusalén para saludar a la iglesia y continúa para Antioquía.

De este segundo viaje misionero destaca que Pablo intenta predicar el Evangelio a una cultura distinta sin que la buena noticia pierda su identidad y sabiendo adaptar el mensaje a nuevas situaciones; de esta manera los oyentes no tienen que perder su identidad para creer en Jesucristo.

domingo, 6 de julio de 2025

PRIMER VIAJE MISIONERO


Puedes leer la introducción a los viajes de San Pablo en este enlace.

Este primer viaje corresponde a los años 44-49 y se encuentra reflejado en Hch 13,1-14,28.

El contacto con los paganos de Antioquía que pedían el Bautismo y su propia vivencia de la fe,  impulsan a la comunidad a ampliar el campo de acción de los predicadores cristianos. En una celebración, la comunidad, guiada por el Espíritu elige a Bernabé y a Pablo, les impone las manos y los envían al mundo pagano (Hch 13,2-4). Les acompaña también Juan Marcos (Hch 12,12.25; 15,37), primo de Bernabé (Col 14,10).

Anteriormente, Bernabé había llamado a Pablo para que fuese a Antioquía, donde había un campo de acción para él (Hch 11,25-26). Por lo tanto, se observa que Bernabé tiene más autoridad que Pablo. Se entiende que el objetivo del viaje es Chipre, ya que Bernabé era chipriota (Hch 4,36), y las vecinas regiones del sur de Asia Menor, donde las numerosas y florecientes comunidades judías ofrecían una plataforma sólida para la predicación.

A su llegada a la costa de Asia Menor, en Perge de Panfilia, Juan Marcos decide abandonar. A partir de este momento, Pablo es siempre nombrado el primero como jefe de la expedición. Desde Perge llegan a Antioquía de Pisidia. En este lugar se dirigen a la sinagoga un sábado, donde, según la costumbre, Pablo es invitado a comentar un pasaje de la Ley, llegando el mensaje a los corazones de los que estaban presentes. Esto despierta la hostilidad de los judíos y los misioneros se ven obligados a abandonar para dirigirse a Iconio, donde se repite el episodio de Antioquía; esta vez buscarán refugio en las pequeñas poblaciones de Listra y Derbe. Listra es de mayoría pagana y no existe sinagoga pero Pablo predica el evangelio, aunque a penas se le presta atención. Judíos de Antioquía levantaron la voz en contra de Pablo y animaron a la multitud a apedrearlo. Posteriormente, Pablo se repone y sale con Bernabé hacia Derbe.

Después regresan a Antioquía exhortando a las comunidades y estableciendo presbíteros en ellas; reúnen a la comunidad y cuentan todo lo que Dios ha hecho por medio de ellos y cómo "Dios ha abierto a los paganos las puertas de la fe" (Hch 14,27).

La predicación del evangelio en el mundo griego muestra la valentía y el equilibrio de los misioneros ya que estaban presentado y proponiendo la fe en culturas diversas siempre permaneciendo fieles al evangelio de Jesucristo.

Aunque se observan algunos aspectos que pudieran tener que ver más con una narración con elementos de leyenda, en general este primer viaje se acepta como histórico.

sábado, 5 de julio de 2025

VIAJES MISIONEROS DE SAN PABLO



Según  el capítulo 15 del libro de los Hechos, ya antes del Concilio de Jerusalén, Pablo y Bernabé habían viajado por Chipre y Asia Menor. 

Hay dos hechos que deciden la acción misionera universal de Pablo: el Concilio de Jerusalén, reflejado en Hechos 15 y Gálatas 2 y el choque con el Apóstol Pedro en Antioquía de Siria, narrado en Gálatas 2. ESta carta no expresa el resultado de ese choque en Antioquía; parece que Pablo se separa de Bernabé y de la Iglesia de Antioquía.

Son tres los itinerarios que se describen en la acción misionera de Pablo. En estos viajes hubo un centro en donde se difundió el Evangelio y también se conoce la duración de su estancia en las ciudades, el nombre de sus colaboradores y se alude al éxito de su predicación entre los gentiles.

en las próximas entradas, iré comentando cada viaje del Apóstol de los gentiles.

viernes, 4 de julio de 2025

SAN PABLO: PRIMEROS AÑOS CRISTIANOS



Después de su conversión, San Pablo pasó una temporada en Arabia y luego se fue integrando en la comunidad cristiana aunque con dificultades porque había muchas sospechas en su contra. Esto se refleja en el primer capítulo de la Carta a los Gálatas y en el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles. En esta etapa recibió información de tradiciones sobre Jesús, su vida, obra y mensaje. Allí pasó unos 3 años y después comenzó a predicar; la oposición de los judíos le obligó a huir.

Marchó a Jerusalén donde se encontró por primera vez con el Apóstol Pedro. Este hecho también se encuentra en el capítulo 1 de la Carta a los Gálatas. Luego partió hacia su ciudad natal hacia el año 40. Después estuvo en Antioquía colaborando con Bernabé.

Comenzó su actividad misionera en los años 34-44 de nuestra era. Según los relatos de sus propias cartas y de los Hechos de los Apóstoles, Pablo casi desde el primer momento de su conversión proclama el vuelco que ha dado su vida al encontrarse con Jesucristo. Por ello ha emprendido la tarea de anunciar a Cristo por todos los caminos.

miércoles, 2 de julio de 2025

PABLO DE TARSO

Comenzamos una serie de entradas sobre San Pablo y sus cartas. En estas primeras entradas vamos a referir algunos datos biográficos importantes para entender mejor su obra.


Las fuentes de su biografía son principalmente sus Cartas que, aunque no tienen intención autobiográfica, aportan muchos datos. También encontramos información en los Hechos de los Apóstoles. A veces los datos de ambas fuentes no coinciden; entonces se suele dar preferencia a los escritos de Pablo. También hay otros escritos que son un complemento: por ejemplo, la Segunda Carta de Pedro y otros escritos del siglo II, de los que entre ellos hay algunos apócrifos.

Pablo nace al inicio de nuestra era y recibe una educación adecuada para la época; siguiendo la tradición rabínica, aprende el oficio de tejedor de lona para tiendas.  El ambiente en el que se cría es en Tarso de Cilicia, en los límites de la actual Turquía y Siria. Tenía derecho de ciudadanía romana; su familia posiblemente era de clase acomodada, o quizá artesana. Pablo habla griego y arameo.


Posteriormente se traslada a Jerusalén, donde estudia con Gamaliel. A los 12 años comienza su preparación para escriba o rabino; es un fariseo convencido en el cumplimiento de la ley judía. Probablemente Pablo residió en Jerusalén bastantes años; no se considera que conociera personalmente a Jesús puesto que no menciona este hecho en sus escritos al referirse a su época precristiana.

Hacia mediados de los años 30 d.C. surgen las primeras persecuciones contra los cristianos por parte de las autoridades judías. Pablo participaba en ellas; quería destruir la nueva comunidad aunque no se conoce dónde tuvo lugar su actividad.


En un momento determinado Pablo se convierte; es un acontecimiento personal e interno centrado en la experiencia que hace de Jesucristo resucitado y que culmina en que Pablo lo acepta como su Señor, recibe el bautismo y comienza a formar parte de la comunidad cristiana. Este hecho se sitúa en torno al año 35, camino de Damasco, pero lo esencial no son los detalles históricos sino la vivencia personal del apóstol. Es una experiencia que compromete toda su persona y que tiene como centro y referente fundamental la persona de Jesús resucitado. 

Después de su conversión pasa una larga temporada en Arabia y luego se va integrando en la comunidad cristiana aunque con dificultades, pues hay sospechas en su contra. Pasa unos 3 años en Damasco donde comienza a predicar y donde la oposición de los judíos le obliga a huir. A continuación va a Jerusalén donde encuentra por primera vez a Pedro; más tarde lo encontramos en Antioquía colaborando con Bernabé.

Resulta obvio que en el suceso de Damasco no se puede encontrar la explicación de toda la vivencia y teología de Pablo pero sin esta primera experiencia, él no hubiera podido ser quien fue ni hubiese podido legarnos todo su pensamiento y misión, ya que esto supone un contacto, una adhesión y una configuración muy estrecha con la figura de Cristo.

lunes, 30 de junio de 2025

LA CRISTOLOGÍA DE SAN AGUSTÍN (S. V)


A finales del S. IV se observa en la evolución de la cristología una situación de estancamiento. El problema de la unión de las dos naturalezas de Cristo estaba planteado; la solución de Apolinar fue negar la realidad del alma humana de Cristo, algo que fue rechazado. Las dos naturalezas mezcladas resultaba insuficiente y la presencia de dos naturalezas unidas en una sola persona no pasaba de la formulación verbal.

San Agustín (S. V) encontró una respuesta: el hombre, alma y cuerpo, es asumido por el Verbo, formando con él una única persona. Afirmaba que "así como en la unidad de persona el alma se une al cuerpo para constituir el hombre, así en la unidad de la persona Dios se une al hombre para constituir a Cristo". Es la misma persona del Verbo pero que en Cristo está constituida por el compuesto de la naturaleza humana y de la divina. Por eso Agustín afirma que en la encarnación, Dios se ha hecho hombre y que el hombre Jesucristo es Hijo de Dios.

Aunque Agustín coloca el acento en la unidad de las dos naturalezas, esto no le quita nada a la humanidad de Cristo; hay en él un verdadero progreso cognoscitivo y habla de emociones y sufrimientos de su alma.

LA ACTITUD CRISTIANA Y EL DIÁLOGO ENTRE LA IGLESIA Y EL IMPERIO


En los primeros siglos encontramos distintas actitudes entre los cristianos. Había, en ocasiones, una actitud radicalmente en contra del Imperio e incluso había fanáticos que proclamaban la necesidad de presentarse ante las autoridades. Pensaban que buscar el martirio podría ser un medio para liberarse de las ataduras del cuerpo mientras que también se encuentra la postura opuesta, incluso había quien prefería mantener la fe aunque se ésta no se manifestara abiertamente. 

Los obispos trataron de buscar una actitud de compromiso con el Imperio para llevar una línea más acorde con las Escrituras, especialmente tomando como referencia "el tributo al César", reconociendo la legitimidad de las autoridades.

Los obispos se inclinaron a reconocer los aspectos positivos y realizaron intentos de colaboración entre la Iglesia y el poder romano y reconocían los beneficios aportados por las autoridades. Hablaban de la coincidencia cronológica del nacimiento de Cristo y el principado de Augusto, fundador del Imperio, como un signo de la Providencia. Las persecuciones debían ser explicadas como la gestión de unos pésimos emperadores; y el martirio no debía ser buscado, aunque no eludido, llegadas las circunstancias.

el tema de la lealtad cristiana se encuentra en escritos como la Carta a Diogneto y el tratado Contra las Herejías de Ireneo de Lyon. En este ambiente y estado de cosas se llegará al Siglo IV.